Limpieza
del Armario y
Cambio
del Guardarropa
Estamos en pleno
cambio de temporada, e indudablemente, es el mejor momento para hacer esa tarea
que todos postergamos hasta que no nos queda nada para ponernos: Hacer limpieza
del Armario.
Guardar la ropa de la
temporada que pasó y acomodar la de la actual no es tarea fácil, es más, para
algunos es sumamente estresante.
Este trabajo, porque
es un verdadero trabajo, no implica sólo mover la ropa de un lado al otro y ya.
Podemos seguir algunos pasos y consejos sencillos, aunque debo admitir que hay
que disponer de un poco de tiempo, para que no se convierta en un imposible.
Lo primero que debes
hacer es un replanteo de tu guardarropa. ¿Qué significa eso de replanteo?
Muy bien, significa
que inicialmente debemos conocer cuáles son las modificaciones que va teniendo nuestro
cuerpo, eso no implica prestar atención sólo al peso; a veces pesamos lo mismo,
pero con el tiempo nuestro cuerpo cambia igual. Por lo tanto, la ropa no nos queda siempre de la misma manera.
Significa también,
controlar que las prendas que venimos usando se adapten al estilo de vida que
estamos teniendo. Es decir, analizar si se adaptan a nuestra vida laboral o
social, y a nuestros tiempos disponibles según nuestras actividades.
Sí o sí, vamos a tener
que contar con tiempo y un espejo, para dar comienzo a nuestra primera
actividad importante: realizar la prueba de cada una de las prendas,
seleccionar las que nos quedan bien y descartar las que ya no.
Aquellas prendas que
sí nos quedan, deben ser revisadas una por una para evaluar si están sanas, en
buenas condiciones, si necesitan arreglos o modificaciones y qué potencial
tienen de formar parte de un Outfit que nos sea útil.
También es
interesante, tratar de contar en nuestro Armario con prendas que sirvan para
combinar en variedad de Outfits y no sólo en uno. A veces, sucede que compramos
algo porque nos encantó, y luego descubrimos que no queda bien con nada de lo que ya tenemos, y la
única función que cumple es ocupar espacio y pasar de un lugar a otro con la
esperanza de que algún día…
Prendas que nos quedan
chicas, que son incómodas, que están muy gastadas (pero… ¡cómo adoro ese
sweater negro, que ya es gris claro de tanto uso!), que me regalaron y nunca
usé ni usaré, que son de un color que me avejenta o me hacen ver cansada…Todas
deben ser descartadas.
Las que están muy
rotas puedes reciclarlas o usarlas como trapos. Las que están sanas y nuevas,
pero definitivamente decidiste no usar, puedes lavarlas bien y donarlas a
alguna institución para caridad. Recuerda que siempre deben estar en buenas
condiciones.
Una vez que hayas
probado y seleccionado todas las prendas, debes limpiar muy bien tu armario y
decidir de qué manera vas a distribuirlas para su guardado. Es importante contar con una buena provisión y variedad de perchas y cajas para que la ropa se mantenga en el lugar correcto sin caerse ni amontonarse en ningún rincón.
Recuerda que lo que
ubiques en el fondo es muy difícil que lo uses, no nos ponemos aquello que no
vemos. Comenzaremos a olvidar de lo que pusimos atrás de todo y allí quedará
hasta el próximo cambio de estación.
Descomprimir tu
armario hace que tus prendas se encuentren en mejores condiciones, duren más y
siempre estén disponibles para usarlas sin tantas arrugas.
Es importante, cuando
estés analizando tu guardarropa, verificar cuántas prendas básicas lo componen.
Ya sabes la importancia que tienen al armar un Outfit. Si todavía no los
descubriste, te sugiero leer: 12 Prendas Básicas que nos salvan.
No olvides realizar la
misma tarea con el calzado, los bolsos y el resto de los accesorios: sacar
todo, probar, verificar su estado y seleccionar qué se queda y qué se va.
Al realizar esta
tarea, en la próxima temporada, el trabajo será menor. Por eso te sugiero
llevar a cabo esta limpieza dos veces al año. Lo mejor sería al comienzo de la
primavera y del otoño, ya que las dos estaciones comparten bastantes prendas
con la siguiente. Muchas prendas de la primavera las podemos seguir usando en
el verano, y lo mismo con el otoño y el invierno.
Necesitamos tiempo,
paciencia y ponerle buena onda. Con un poco de música y algunos movimientos de
baile incorporados, podría resultar una tarea muy divertida.
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